En el mutismo de la noche pétrea
Hay un cuerpo que deambula,
Tullido y con los intestinos de fuera,
Con heridas tan profundas
Como los cabellos de una dama;
Camina... camina, sin conciencia,
Sobre una mano negra
Que le conduce con su dedo blanco,
En forma de flecha, hasta una canal, donde
Reverberan las aguas a la luz de la luna.
Sube a una especie de canoa
Que lo conduce a través del reguero,
Que va desde la punta del dedo
Hasta el principio de otra brecha.
En las orillas del canal
Hay ahuejotes llenos de tribulación
Han caído rendidos
Yacen ya en el agua.
A lo lejos va emergiendo del agua
-poco a poco como el alba
Una mujer albugínea
Con cabellos dorados
Y ojos que te recuerdan el claro
Cielo de verano
Un gran brillo viene de ella
Mientras ya el despojo de hombre
Sele van curando las heridas
Cuando es envuelto en su resplandor
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